Tomó ideas de una ciencia dura para tomar mejores decisiones de negocio.
Antes de ser un emprendedor que busca cambiar la historia de la humanidad, Elon Musk iba en camino a convertirse en un físico. Incluso había comenzado a cursar un Ph.D. en la Universidad de Stanford… que dejó a los pocos días.
A pesar de este hecho, el campo de la física dejo en Musk una impresión duradera: lo entrenó en el método de pensamiento de los principios principales (first principles thinking, en inglés), un manera de perseguir incansablemente la base de un problema. “Creo que es importante razonar desde los principios principales antes que por analogía”, sostuvo el creador de Tesla y SpaceX durante una entrevista con Kevin Rose.
“La forma habitual que nos conducimos en nuestras vida es por analogía”, dijo. “Hacemos algo de determinada manera porque otras personas lo han hecho igual; mientras que con los principios principales, uno se mete a analizar lo fundamental de un problema y razona desde allí.”
Esta forma de razonar tiene orígenes muy antiguos. Hace 2.300 años, Aristóteles expresó que la base desde la cual una cosa es conocida son sus principios principales y que desentrañarlos es la clave para realizar una búsqueda sistémica de conocimiento, tanto en la filosofía (como él lo hacía) como en los negocios (tal como lo hace Musk).
Musk admite que pensar de esta manera “te quita mucha energía mental” pero que, a la larga, pueden encontrarse resultados que rompan con todo lo conocido, como le sucedió con SpaceX: cuando estaban trabajando en estima cuánto costarían los primeros cohetes que desarrollarían, ellos podrían haber hecho los cálculos a partir de los productos que ya estaban en el mercado. Pero su equipo no se quedó con la simple analogía, sino que tomaron en cuenta las partes necesarias de un cohete y desde allí hicieron las cuentas, calculando cuánto costaría cada parte, según cuenta el blog 99u. ¿El resultado? SpaceX podía contruir un cohete por el 2% del precio de mercado de entonces.
Durante la entrevista con Rose, Musk mencionó otro ejemplo, detallado por The Independent: “Muchas personas dicen que las baterías recargables (para autos, por ejemplo) son muy caras y que siempre lo serán porque siempre lo han sido. ‘Cuestan US$ 600kw/H, y eso no va a mejorar’, sostienen. Pero si te basas en los principios principales, tenés que empezar a hacer preguntas básicas: ¿de qué están hechas estas baterías? ¿cuál es el valor de mercado de los materiales que la constituyen? Tienen carbón, níquel, aluminio y algunos polímeros para separar los elementos, y una cubierta de acero. Si tuviéramos que comprar cada uno de estos por separado en el Mercado de Metales de Londres, ¿cuánto nos costaría cada uno? Y resulta que la cuenta da, entonces, US$ 80kw/h. Por supuesto, luego tenés que pensar una manera inteligente de reunir todos estos elementos en una única batería, pero si lo logras, la vas a producir por una fracción de lo que le cuesta a los demás.
Pensar los problemas principales de las proposiciones de negocios desde un ángulo diferente redunda en, potencialmente, tomar mejores decisiones.
Fuente: http://www.infotechnology.com/
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