“Si aún estás pensando en qué estudiar, deja de darle vueltas y centra tus esfuerzos en algún sector relacionado con la inteligencia artificial“.
Estas son las palabras del profesor de la Universidad de Washington Luke Zettlemoyer, quien poco a poco está viendo que la demanda por expertos en IA se está volviendo una verdadera locura. Locura que ya se compara con las ligas deportivas más grandes del mundo y sus salarios de infarto.
Estamos en la era de la robótica y la inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Todo tipo de empresas, desde gigantes como Google hasta ‘start up’, reclaman expertos en la creación de máquinas que imiten los comportamientos de los humanos. Su objetivo es mejorar su productividad y atención al cliente. Los especialistas en programación y con nociones en humanidades son los más demandados.
Desde hace años la inteligencia artificial despierta el interés de ingenieros, economistas y hasta cineastas. Ya se podía ver en la película 2001: una odisea en el espacio que, además de consolidarse como un clásico de la industria cinematográfica, hoy es una referencia para los profesionales que trabajan en el sector de las máquinas inteligentes. En 1968, Stanley Kubrick planteaba en esta obra las principales premisas en las que hoy se basan los avances de la inteligencia artificial. En este largometraje se puede ver cómo un robot, HAL 9000, cuenta con competencias propias de los humanos como el lenguaje y la capacidad de decisión. Es más, también tiene emociones. Precisamente, ése es hoy uno de los retos de algunos expertos: crear robots sensibles y empáticos. Este mercado-que integra las matemáticas, la informática y la lógica- no tiene límites y, aunque se lleva trabajando en él desde hace décadas, hoy está avanzando a pasos agigantados gracias a las nuevas tecnologías que se han desarrollado. Como consecuencia, se está produciendo una gran demanda de profesionales especializados en el ámbito de la robótica.
Los sistemas más disruptivos pueden reconocer imágenes o realizar diagnósticos de enfermedades
En general, se trata de dar una vuelta de tuerca al big data. El objetivo es crear máquinas que sean capaces de realizar funciones que hasta el momento han desempeñado los humanos. Esto se produce gracias al desarrollo de softwareespecíficos que recopilan y analizan un volumen masivo de datos en un mundo conectado a internet.
A pesar de que se afirme que la automatización acabará con un 47% de los empleos actuales de aquí a diez años, lo cierto es que también se generarán otros nuevos. En este panorama, conocido como cuarta revolución industrial, las ocupaciones que se crearán exigirán profesionales muy cualificados. Según la consultora IDC, el mercado de la inteligencia artificial moverá en 2020 un volumen de 65.000 millones de euros en todo el mundo. “Unas cifras que se traducirán en la creación de miles de trabajos. El sector del big data ya está consolidado y la siguiente fase es la implementación de la inteligencia artificial en todas las empresas. Estamos en la era de la robótica. Para lograr ese paso hacia delante se necesitan expertos procedentes de dos ramas principalmente. Por una parte, se demandan especialistas en programación aplicada a la nueva forma de hacer las cosas que plantea la inteligencia artificial. Por otra, se reclaman perfiles humanísticos capaces de dotar de razonamiento a las máquinas para que, por ejemplo, puedan interactuar con personas que tienen problemas de autismo o hiperactividad. Este tipo de expertos cuentan con un salario medio de 40.000 euros brutos al año”, explica Silvia Leal, experta en transformación digital.
Puesta en práctica
La inteligencia artificial disfruta de múltiples aplicaciones y van desde el reconocimiento de imágenes hasta el diagnóstico de enfermedades.
Actualmente, las grandes compañías están totalmente volcadas en el desarrollo de sistemas inteligentes, algo que pueden hacer gracias a sus sistemas informáticos avanzados y a la enorme cantidad de datos que almacenan. Por ejemplo, Google compró en 2014 la start up de inteligencia artificial DeepMind. Con esta firma crearon un algoritmo que se enfrentó al campeón mundial del juego Go, y ganó. Después, desarrolló otro que servía para detectar de forma más ágil la aparición de células cancerígenas. Y ahora ha adquirido una nueva habilidad: sabe hablar. En 2011, IBM hizo famoso su ordenador Watson tras participar en un concurso de la televisión norteamericana. Hoy ya se utiliza en el sector de los seguros sanitarios y se prevé que pronto se introducirá en los servicios jurídicos. Otros gigantes tecnológicos están apostando por la creación de asistentes virtuales o chatbots. Apple ha desarrollado Siri; Microsoft, Cortana; y Mark Zuckerberg, con Facebook y WhatsApp, quiere crear agregadores que automaticen la relación con los clientes, hasta tal punto que la máquina se anticipe a los deseos de sus usuarios.
Organizaciones como estás son un buen escaparate, pero no sólo las grandes empresas buscan profesionales para sus departamentos especializados en inteligencia artificial. Se trata de una disrupción que afecta a todas las industrias. Leal comenta que los sectores más avanzados en este sentido son el comercial, para ofrecer una atención al cliente y mensajería instantánea, la banca y fintech, para predecir dónde invertir, y la medicina, en el diagnóstico de determinadas enfermedades. Guillem Pérez, CEO del grupo Zemsania, añade las áreas de la industria 4.0, smart manufacturing, marketing digital,retail y turismo.
Perfiles
En este escenario, los procedentes de carreras técnicas son los que poseen más oportunidades laborales. Los más afortunados son los ingenieros informáticos, los expertos en data business analytics e ingenieros especializados en sensores IT. No obstante, también se demandan perfiles especializados en matemáticas, economía y estadística. “Analizan los datos, sobre este análisis crean patrones y desarrollan sistemas inteligentes para que las máquinas reproduzcan comportamientos automáticos”, apunta Pérez. Por su parte, Mariano Ventosa, director de la cátedra Industria Conectada y de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI), matiza que “para que un profesional se sepa mover en el mundo de la inteligencia artificial ha de tener conocimientos y habilidades en al menos tres dimensiones: capacidades notables relacionadas con las matemáticas y la estadística, saber programar, manejar almacenes de datos y, por último, conocer el campo en el que va a aplicar la tecnología (finanzas, producción, marketing, ingeniería, etcétera)”.
Ingenieros, expertos en ‘big data’ y especialistas en sensores IT están muy cotizados.
De esta manera, aunque los expertos técnicos estén de enhorabuena, la inteligencia artificial demanda perfiles de diversas especialidades. Así lo demuestra Cristina Marqués Villena, directora de selección de IBM España: “Contratamos perfiles de consultoría, gestión de proyectos, ventas y técnicos, con especialización en cualquiera de las tecnologías en las que trabaja la compañía (cloud, seguridad, big data, e-commerce, sistemas cognitivos, soluciones de movilidad, internet de las cosas, etcétera). En estas áreas están surgiendo profesiones nuevas que son una realidad y que estamos incorporando como los científicos de datos”. Núria Agell y Esteve Almirall, directora y profesor del departamento de operaciones, innovación y data sciences en Esade, también hablan de oportunidades para los infografistas, así como profesionales de distintas ramas que se acercan al mundo de los negocios y ejercen de supervisores de estas aplicaciones. “Se abren caminos para perfiles como biólogos, diseñadores o expertos en alimentación”, señalan.
Nuevas empresas y entornos
No es casualidad que L’Oréal haya invertido en el fondo de capital riesgo internacional Partech Ventures. De esta forma, la empresa de cosméticos conseguirá acercarse a start up tecnológicas que transforman el mundo de la belleza a través de herramientas predictivas y que emplean la inteligencia artificial. El interés de las grandes organizaciones por compañías nativas en el mundo de los sistemas inteligentes es una tendencia internacional. Según el centro de estudios CB Insights, en 2016 se alcanzaron las mayores inversiones realizadas en este sector en todo el mundo. En total, 550 start up captaron alrededor de 4.700 millones de euros.
Así, en las firmas de reciente creación se encuentran nuevas oportunidades de empleo. Ibenta es una de las start up de inteligencia artificial más reconocidas del ecosistema español. Está especializada en el procesamiento de lenguaje natural y en la búsqueda semántica para desarrollar máquinas de atención al cliente. Trabaja para firmas como ALSA, Fnac, Abanca o Adolfo Domínguez. En 2016, facturó 6,3 millones de euros y prevé aumentar su plantilla un 22%. “El 90% de nuestro equipo procede de dos ramas: programación y filólogos especializados en lingüística computacional. La mayoría de los profesionales se ubican en España, pero también contamos con representación en Silicon Valley. Por ejemplo, allí opera nuestro jefe de marketing. En Estados Unidos se encuentran los mejores expertos y hemos implantado un sistema para que gestione el equipo de forma remota”, concluye Julio Prada, director General de Inbenta en España y EMEA.
Fuente: http://www.expansion.com
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