Uno de lo reclamos de hacer la compra online es la rapidez con la que se promete el reparto, lo cual cada vez será más complejo si los adeptos a este método crecen. Y lo que han hecho en Ocado, un supermercado online británico, es fundamentar su funcionamiento con la última tecnología disponible, trabajando con un enjambre de 1.100 robots capaces de procesar 65.000 pedidos por semana.
Robots automáticos que se desplazan en una superficie de unos 72.800 metros cuadrados en el centro logístico que tiene en Andover (Reino Unido). Concretamente Ocado Technology, quienes desarrollan los sistemas para Ocado, Morrisons (otro supermercado online) y otras compañías y que tratan de innovar y mejorar los sistemas para el comercio online con robots, machine learning, inteligencia artificial y otras tecnologías, con un hipnótico resultado que casi parece ciencia-ficción.
Unos híbridos entre coche y teléfono
18 acres o 72.800 metros cuadrados viene a ser más o menos lo que ocupa un campo de fútbol (la medida “universal” para las grandes superficies). Un área que en este caso está compuesta, a su vez, por 250.000 espacios en los que se preparan los pedidos, llegando a una frecuencia de 65.000 pedidos a la semana.
Éstos y otros datos lo vemos en los vídeos que la compañía ha compartido públicamente, en los que vemos cómo los robots se desplazan a velocidad considerable por esa parrilla sin chocarse (más o menos). Concretamente se mueven a 5 metros/segundo (18 kilómetros/hora) y pasan a 5 milímetros uno de otro, habiendo en total 1.100 unidades.
¿Cómo funcionan? Se trata de una red 4G que la empresa creó hace dos años con la idea de formar esta manada de robots y que pudiesen comunicarse en décimas de segundo, llegando a realizarse 3 millones de cálculos de rutas por segundo. Los de BBC pudieron visitar el centro y Alexandru Voica, el guía de Ocado, describió a los robots como algo intermedio entre un coche y un teléfono al combinar desplazamiento autónomo con la comunicación con 4G.
Explican desde el medio que chocarse no suelen chocarse, pero que alguna vez sí se pausan (todos a la vez), algo que resulta bastante insólito. Y que para asistirlos hay disponibles uno vehículos de recuperación, ya que los seres humanos no pueden acceder a la parrilla de cestos.
Sin prescindir del toque humano (por ahora)
Humanos, de hechos, hay pocos en ese espacio en concreto: dos o tres ingenieros de mantenimiento. Aunque el procesamiento de los pedidos no es enteramente artificial, dado que al final son los trabajadores humanos los que completan el pedido, devolviendo el cesto cuando lo vacían para que los robots puedan preparar otro.
Cuando se invierte en robotización suele ser para aumentar el ritmo de producción y/o la eficacia, de hecho hace poco veíamos un ejemplo en la conocida marca de ropa Zara (de Inditex), buscando una salida al colapso en su sistema de recogidas. Sin embargo, esto suele alimentar el miedo a que haya un futuro en el que los robots vayan quedándose con el trabajo de los seres humanos, aunque ya se están planteando soluciones como que también tengan que pagar impuestos, como planteo Bill Gates.
Cabe pensar que en estos ambientes donde se requieren tantas operaciones en poco tiempo (y se prometen ciertos tiempo de entrega), la automatización seguirá en aumento. Y en relación a esto, comenta Paul Clarke (CTO de Ocado) a BBC que algunos clientes empiezan a dar por hecha esta automatización, aunque no parece que sea un asunto que les preocupe y que se sorprenderían si llegasen a conocer hasta qué grado está automatizado todo el proceso de compra.
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