En el 2015, dos personas en Canadá se suicidaron luego de que sus datos fueran expuestos en un hackeo masivo al portal Ashley Madison, enfocado en relaciones extramaritales, dejando un fuerte precedente sobre las consecuencias de ser vulnerado en el mundo virtual.
Ser hackeado en una red social puede desencadenar una avalancha de emociones abrumadoras y perturbadoras para cualquiera. La invasión de la privacidad y la sensación de vulnerabilidad pueden tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de los individuos.
La sensación de invasión, que alguien acceda sin permiso a nuestra cuenta personal, donde guardamos recuerdos, conversaciones privadas y aspectos de nuestra vida puede generar sentimientos de violación y pérdida de control sobre nuestra propia intimidad. La sensación de estar expuesto a extraños puede generar ansiedad, miedo y angustia emocional.
El estrés generado por la incertidumbre sobre lo que ha sido visto o compartido, el temor a la difusión de información privada y la sensación de haber sido atacado pueden llevar a síntomas de estrés postraumático en algunos casos, así lo han dicho expertos en psicología.
Además, la impotencia y frustración al tratar de recuperar el control de la cuenta hackeada puede generar un alto nivel de estrés. El proceso de recuperación puede ser tedioso y llevar tiempo, lo que aumenta la ansiedad y el impacto emocional en la persona afectada.
El impacto mental de ser hackeado en redes sociales puede variar de una persona a otra, pero es innegable que este tipo de eventos desencadenan una carga emocional significativa. Sentimientos de violación de la privacidad, ansiedad, estrés e incluso depresión pueden manifestarse como resultado de esta experiencia.
Por eso el uso de contraseñas fuertes es el primer paso para evitar un hackeo. Claves débiles o predecibles son como una puerta abierta para los piratas informáticos y ciberdelincuentes. Es esencial elegir contraseñas únicas y sólidas que combinen letras mayúsculas y minúsculas, números y caracteres especiales.
Se debe evitar utilizar información personal fácilmente accesible, como fechas de nacimiento, nombres de familiares o palabras comunes que puedan ser adivinadas con facilidad. También es importante ignorar correos que resulten sospechosos o inviten a hacer clic en un enlace, esto puede ser la puerta de entrada a un hackeo. La complejidad de las contraseñas es un paso simple pero crucial para proteger nuestras redes sociales y es imprescindible activar la autenticación de dos factores siempre que sea posible. Esta capa adicional de seguridad proporciona una barrera extra ante accesos no autorizados, incluso si la contraseña se ve comprometida.
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