Dicen que ganarte la confianza de una persona toma años y derrumbarla un solo acto, un solo instante. Con la reputación, ¿será igual?
La reputación positiva, en efecto, cuesta un enorme esfuerzo en conseguirse. También puede que lleve demasiado tiempo, sobre todo a las empresas, organizaciones e instituciones debido a que, al no ser entes dotados de vidas, cada una de las personas que las comprenden en el transcurso del tiempo aportan para forjar una reputación en un sentido positivo o negativo.
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El entorno ampliamente comunicativo en el que estamos insertos gracias al uso generalizado de las redes sociales por sectores cada vez mayores de la población, es capaz de potencializar los efectos de una reputación en un sentido u otro, no en un lapso breve de tiempo, sino en la inmediatez de los mensajes que proliferan minuto a minuto.
Por ello, lo ideal es no arriesgar la reputación y tomar medidas preventivas. No hay manera de borrar la huella digital que se deja tras de sí, por lo que negar algún incidente o error cerrando las redes sociales no es conveniente en estos casos.
Aunque es complicado y hasta difícil, recuperar la reputación no es imposible. Se deben asumir los costos y la responsabilidad del trabajo a llevar a cabo para la recuperación efectiva de la misma.
Las redes sociales se basan en la interacción y los vínculos que a partir de ellos emergen, así que lo que se tiene que renovar para convertir en positiva una reputación es apelar a la creación de nueva comunidad.
El trabajo para recuperar la reputación a nivel colectivo debe ser compartido por todos los miembros de la organización en un momento dado, involucrándose en la elaboración y desarrollo de mensajes, actitudes e intercambios hacia afuera.
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Recordemos también que ésta se forja a partir de las percepciones del otro, entonces hay que saber leer y reconocer muy bien cuáles son las impresiones que se tuvieron en el momento de dañar la reputación, el contexto y los momentos clave que devinieron en la crisis.
Es muy probable que la perdida de la reputación se haya originado a partir de ciertos elementos constantes que no fueron atendidos a tiempo y que se sumaron a elementos externos en un contexto determinado.
Así como no hay recetas para el éxito, lo mismo ocurre en el caso de reivindicar la reputación; sin embargo, una estrategia comunicativa bien planteada y ejecutada es el medio más indicado y probable de conseguir éxito en el siempre complejo arte de mantener, conservar o recuperar el prestigio.
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